EL C
ÁLIZ A
RDIENTE
Al iniciar los servicios de culto unitarianos,
muchas congregaciones encienden una flama
dentro de un cáliz. Este Cáliz Ardiente ha
llegado a convertirse en el símbolo
internacionalmente reconocido del movimiento
unitariano —y unitario universalista—, y en un
elemento común de la adoración que une a
nuestros integrantes y simboliza el espíritu de
nuestra labor.
La historia
El filósofo Alfred North Whitehead (1861-
1947), amigo del unitarianismo, dijo una vez
que los símbolos reales tienen el poder de
cambiar la historia. La historia del símbolo del
cáliz es significativa. Comienza con la
representación del valor religioso que
demostró el reformador religioso de Bohemia y
precursor de la Reforma protestante, Jan Hus
(1370-1415), un sacerdote del siglo XV que fue
martirizado por ofrecer el cáliz de la comunión
a todos los congregantes, en desafío a una
orden e la jerarquía de la Iglesia Católica de
Roma, que reservó el vino en la comunión en
exclusiva a los sacerdotes celebrantes. Jan
Hus murió en la hoguera por buscar devolver
la comunión plena al pueblo, y los unitarios
también tienen una historia de persecución por
sus acciones democráticas e innovadoras en
la religión. El Cáliz Ardiente se inscribe así en
una tradición de lucha por la libertad de
conciencia en la religión y por el acceso pleno
—sin intermediarios— del pueblo a los bienes
simbólicos más sagrados.
Durante la Segunda Guerra Mundial, un
unitario estadunidense, el Reverendo Charles
Joy (1885-1978), fue comisionado a Lisboa
para ayudar a los refugiados que escapaban
del nazismo (principalmente judíos y unitarios).
Como director ejecutivo del Comité Unitario de
Servicio (CUS), él sintió
que esta nueva y
desconocida organización
requería de una imagen
visual para representar al
unitarismo en el mundo,
especialmente para tratar
con organizaciones en el
extranjero.
El Rvdo. Joy encargó al artista gráfico y
refugiado austriaco, Hans Deutsch, que
diseñara algo que pudiera usarse en los
do