UNA CARTA PERSONAL DE UN SUPERINTENDENTE PRESIDENTE, A
TODOS LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ EN BUENA SITUACIÓN
Son muchas las personas en nuestra organización que se hallan profundamente
afectadas por cuestiones inquietantes que han surgido en los últimos meses. Nosotros, los
escritores, somos Testigos de Jehová activos, algunos de nosotros actualmente o en el
pasado hemos sido ancianos, siervos ministeriales, oradores de asambleas, he igualmente
estamos angustiados.
Problemas legales están siendo presentados en contra de los comités con una
frecuencia cada vez mayor y el consejo de administración se encuentra en problemas por
su presunta responsabilidad en la expulsión, la calumnia y la difamación de un hermano
en Canadá. Este caso, y su aumento de publicidad, tiene el potencial para ponernos en un
aprieto aún mayor que cuando el Hermano Olin Moyle, ex asesor jurídico de la Sociedad,
demandó al presidente y la Junta de Directores de la Sociedad de difamación contra él por
su injusta expulsión, y ganó en 1944 el encubrimiento de una sentencia de $15.000 dólares.
Hay un creciente número de personas, afectadas con
nuestros comités judiciales secretos evitando la expulsión, que
están ejerciendo una presión cada vez mayor en la Unión
Americana de Libertades Civiles y el Subcomité de Senado
contra Actividades Interamericanas, para investigar la presunta
violación de
los derechos humanos de
los hermanos
individualmente. El I.R.S. (Departamento de Tesorería de los
EEUU) incluso ha alertado de la aparente discrepancia entre los
enormes ingresos de contribuciones de la Sociedad por la
literatura y sus gastos relativamente pequeños.
En algunos casos los medios de comunicación se han interesado en estas
actividades, la creciente preocupación y el descontento de muchos hermanos alertas, ha
aireado estos asuntos sobre la radio, la televisión y la página impresa. Por otra parte, sólo
ha habido sutiles referencias a publicaciones de la Sociedad a los enormes problemas y
preguntas radicales a través de las