«Cristo se deleitó en el ardiente deseo de María de
hacer bien a su Señor. Aceptó la abundancia del
afecto puro mientras que sus discípulos no lo
comprendieron ni quisieron comprenderlo. El
deseo que María tenía de prestar este servicio a
su Señor era de más valor para Cristo que todo el
ungüento precioso del mundo, porque expresaba
el aprecio de ella por el Redentor del mundo. El
amor de Cristo la constreñía. Llenaba su alma la
sin par excelencia del carácter de Cristo. Aquel ungüento era un símbolo del corazón de
la donante. Era la demostración exterior de un amor alimentado por las corrientes celes-
tiales hasta que desbordaba» (El Deseado de todas las gentes, p. 517).
JÓVENES
Historias reales edificantes
19 de septiembre de 2009
Más luz
JÓVENES
Texto clave
«Cuando una mujer de mala vida,
que vivía en el mismo pueblo y
que supo que Jesús había ido a
comer a casa del fariseo, llegó
con un frasco de alabastro lleno
de perfume. Llorando, se puso
junto a los pies de Jesús y
comenzó a bañarlos con lágrimas.
Luego los secó con sus cabellos,
los besó y derramó sobre ellos el
perfume» (Lucas 7: 37, 38).
El perfume escandaloso
El relato bíblico: Mateo 26: 6-13; Marcos 14: 3-11;
Lucas 7: 36-50; Juan 11: 55-57; 12: 1-11.
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NancyAz
«Un fariseo invitó a Jesús a
comer, y Jesús fue a su casa.
Estaba sentado a la mesa, cuando
una mujer de mala vida, que vivía
en el mismo pueblo y que supo
que Jesús había ido a comer a
casa del fariseo, llegó con un fras-
co de alabastro lleno de perfume.
Llorando, se puso junto a los pies
de Jesús y comenzó a bañarlos
con lágrimas. Luego los secó con
sus cabellos, los besó y derramó
sobre ellos el perfume.
»El fariseo que había invitado a
Jesús, al ver esto, pensó: “Si este
hombre fuera de veras un profeta,
se daría cuenta de qué clase de
persona es esta que lo está tocan-
do: una mujer de mala vida”.
»Entonces Jesús le dijo al fariseo:
“Simón, tengo algo que decirte”.
»El fariseo contestó: “Dímelo,
Maestro”.
»Jesús siguió: “Dos hombres
le debían dinero a un prestamis-
ta. Uno le debía quini