EL AHOGADO MÁS HERMOSO DEL MUNDO
Los primeros niños que vieron el promontorio oscuro y sigiloso que se
acercaba por el mar, se hicieron la ilusión de que era un barco enemigo.
Después vieron que no llevaba banderas ni arboladura, y pensaron que
fuera una ballena. Pero cuando quedó varado en la playa le quitaron los
matorrales de sargazos, los filamentos de medusas y los restos de
cardúmenes y naufragios que llevaba encima, y sólo entonces
descubrieron que era un ahogado.
Habían jugado con él toda la tarde, enterrándolo y desenterrándolo en
la arena, cuando alguien los vio por casualidad y dio la voz de alarma en
el pueblo. Los hombres que lo cargaron hasta la casa más próxima
notaron que pesaba más que todos los muertos conocidos, casi tanto
como un caballo, y se dijeron que tal vez había estado demasiado
tiempo a la deriva y el agua se le había metido dentro de los huesos.
Cuando lo tendieron en el suelo vieron que había sido mucho más grande
que todos los hombres, pues apenas si cabía en la casa, pero pensaron
que tal vez la facultad de seguir creciendo después de la muerte estaba
en la naturaleza de ciertos ahogados. Tenía el olor del mar, y sólo la
forma permitía suponer que era el cadáver de un ser humano, porque su
piel estaba revestida de una coraza de rémora y de lodo.
No tuvieron que limpiarle la cara para saber que era un muerto ajeno.
El pueblo tenía apenas unas veinte casas de tablas, con patios de
piedras sin flores, desperdigadas en el extremo de un cabo desértico.
La tierra era tan escasa, que las madres andaban siempre con el temor
de que el viento se llevara a los niños, y a los pocos muertos que les
iban causando los años tenían que tirarlos en los acantilados. Pero el
mar era manso y pródigo, y todos los hombres cabían en siete botes. Así
que cuando encontraron el ahogado les bastó con mirarse los unos a los
otros para darse cuenta de que estaban completos.
28/02/2010
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C:/…/Gabriel GARCÖA MµRQUEZ - El a…
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Aquella noche no salieron a trabajar en el mar. Mientras