Móvil Perpetuo Antes y Ahora
V. M. Brodianski
Patricio Barros
Antonio Bravo
CAPITULO SEGUNDO
Confirmación del principio de conservación de la energía y final del móvil perpetuo de
primera especie
La época de los milagros ya ha pasado,
Ahora debemos buscar las causas
De todo lo que sucede en el mundo.
W. Shakespeare. «Enrique V»
2.1. Búsqueda de la causa general de los fracasos con los mpp. "Principio de conservación
de la energía"
Los últimos dos siglos del periodo de la historia del mpp (s. XVII y s. XVIII) descrito en el
capítulo I se caracterizan porque muchos científicos, incluso bastante serios, creían en que el
móvil perpetuo pudiera ser creado. Incluso los constantes fracasos de los numerosos inventores
no podían quebrantar la creencia en el mpp, a pesar de los trabajos de Stevin, Galileo, Guericke,
Torricelli, Pascal, Boyle, Newton y Leibuiz, quienes negaban con seguridad la posibilidad de su
creación.
Los teóricos resultaban a veces por detrás de algunos prácticos, a quienes sus propios
experimentos les llevaban a la conclusión sobre la ausencia de perspectivas del trabajo en el mpp.
Al hacer la cuenta de la situación que se formó, el mecánico J. Leupold en su obra «Teatro de
máquinas» («Theatrun machinarum»), publicada en 1724, escribía que siempre en la práctica en
lugar de móvil perpetuo se obtiene estabilidad perpetua.
Este interesante fenómeno no se puede explicar simplemente por el hecho de que los científicos
«de menor calibre» estaban muy lejos de las ideas de sus eminentes contemporáneos y
antecesores, y no las comprendían. La causa principal era más profunda. El hecho consistía en
que la tesis sobre la imposibilidad del mpp, expuesta por los físicos y filósofos de talla, no se
confirmaba con ninguna ley física general, que fuera válida en cualquier esfera. Valiéndose de
leyes particulares, de los momentos de fuerzas y del equilibrio de los cuerpos en un plano
inclinado, era posible demostrar la incapacidad de trabajo de un mpp mecánico concreto. Las
leyes de la hidráulica también permitían demo