UN CANTAR POR
SEIS PENIQUES
Agatha Christie
Traducción: C. Peraire del Molino
Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Agosto de 2.003
Sir Eduardo Palliser, K. C., vivía en el número nueve del pasaje
Reina Ana. El pasaje Reina Ana es un callejón sin salida. En el
mismo corazón de Westminster, tiene un ambiente de paz como de
otros tiempos muy alejados del tumultuoso siglo xx, y muy de
acuerdo con la personalidad de sir Eduardo Palliser.
Sir Eduardo había sido uno de los abogados criminalistas más
eminentes de su época, y ahora que ya no ejercía su profesión, su
afición predilecta era coleccionar una buena biblioteca de obras
policíacas. Era además autor de un libro sobre reminiscencias de
criminales célebres.
Aquella tarde, sir Eduardo hallábase sentado delante de la
chimenea de su biblioteca saboreando un excelente café negro, y
entregado a la lectura de una obra de Lombroso. Unas teorías muy
ingeniosas... pero muy pasadas de moda.
La puerta abrióse casi sin hacer ruido y su criado avanzó sobre la
mullida alfombra murmurando discretamente:
—Una joven desea verle, señor.
—¿Una joven?
Sir Eduardo estaba sorprendido. Aquello era algo que se salía del
curso normal de los acontecimientos.
Luego reflexionó que podía tratarse de su sobrina Ethel... pero no,
en este caso Armour se lo hubiera dicho.
Le preguntó con cautela:
—¿No le ha dado su nombre?
—No, señor; pero dijo que estaba segura de que usted la recibiría.
—Hágala pasar —dijo sir Eduardo Palliser agradablemente
intrigado.
Una joven alta, morena, de unos treinta años, que vestía un traje de
chaqueta negro y un sombrerito del mismo color, se acercó a sir
Eduardo con la mano extendida y expresión de reconocimiento.
Armour retiróse, cerrando la puerta tras sí.
—Sir Eduardo... me conoce, ¿verdad? Soy Magdalena Vaughan.
—Vaya, claro. —Estrechó calurosamente la mano que le tendía.
Ahora la recordaba perfectamente. ¡Aquel viaje que hizo desde
América en el Siluric! Aquella encantado