Historias reales edificantes
«Nuestra confesión de su fidelidad es el factor
escogido por el Cielo para revelar a Cristo al
mundo. […] Cada persona tiene una vida distinta
de todas las demás y una experiencia que difiere
esencialmente de la suya. Dios desea que nues-
tra alabanza ascienda a él señalada por nuestra
propia individualidad. Estos preciosos reconoci-
mientos para alabanza de la gloria de su gracia,
cuando son apoyados por una vida semejante a la de Cristo, tienen un poder irresisti-
ble que obra para la salvación de las almas» (El Deseado de todas las gentes, p. 313).
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JÓVENES
Más luz
JÓVENES
4 de julio de 2009
Texto clave
«Cuando oyó hablar de Jesús,
esta mujer se le acercó por
detrás, entre la gente, y le tocó la
capa. Porque pensaba: “Tan solo
con que llegue a tocar su capa,
quedaré sana”. Al momento, el
derrame de sangre se detuvo, y
sintió en el cuerpo que ya estaba
curada de su enfermedad»
(Marcos 5: 27-29).
El relato bíblico: Mateo 9: 18-26; Marcos 5: 21-43;
Lucas 8: 40-56.
Nadie es una isla
Truman
«Cuando Jesús regresó en la
barca al otro lado del lago, se le
reunió mucha gente, y él se quedó
en la orilla. En esto llegó uno de los
jefes de la sinagoga, llamado Jairo,
que al ver a Jesús se echó a sus
pies y le rogó mucho, diciéndole:
“Mi hija se está muriendo; ven a
poner tus manos sobre ella, para
que sane y viva”. Jesús fue con él.
»Y mucha gente lo acompañaba
apretujándose a su alrededor. Entre
la multitud había una mujer que
desde hacía doce años estaba
enferma, con derrames de sangre.
Había sufrido mucho a manos de
muchos médicos, y había gastado
todo lo que tenía, sin que le hubie-
ra servido de nada. Al contrario,
iba de mal en peor. Cuando oyó
hablar de Jesús, esta mujer se le
acercó por detrás, entre la gente, y
le tocó la capa. Porque pensaba:
“Tan solo con que llegue a tocar su
capa, quedaré sana”.
»Al momento, el derrame de
sangre se detuvo, y sintió en el
cuerpo que ya estaba curada de su
enfermedad. Jesús, dándose cuen-
ta de que había salido poder de
él, se volvió a mirar a la g