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EDIFICIOS
El entorno próximo a un edificio debe proyectarse desde sus inicios de tal manera que incluya un circuito accesible y señalizado desde
la acera, estacionamientos o paradas de microbuses. Los desniveles deben resolverse mediante rampas o rebajes y los elementos de
mobiliario urbano, vegetación o señalización que se encuentren en el itinerario no deben transformarse en obstáculos que impidan el
alcance del edificio.
Todo edificio, sea de uso público o de copropiedad horizontal (departamentos), debe contar con accesos y espacios comunes accesibles
para personas con movilidad reducida. Si el acceso principal fuera imposible de adaptar debe contar con un acceso secundario debidamente
señalizado desde el acceso principal. No se puede considerar accesos secundarios aquellos que deben abrir puertas que permanecen
cerradas, ni estacionamientos subterráneos. Rampas y escaleras diseñadas adecuadamente permitirán el ingreso a un edificio a todas
las personas, independiente de su grado de movilidad. Deben estar adecuadamente protegidas con barandas y pasamanos.
Otro medio para salvar desniveles importantes son los elementos mecánicos, como ascensores y plataformas elevadoras, que deben
encontrarse debidamente señalizados desde los accesos y cumplir especificaciones mínimas para asegurar su uso autónomo.
Los pasillos deben considerar en su diseño no sólo el flujo normal de personas sino también, las posibilidades de maniobra, giro y
cambios de sentido de personas en silla de ruedas. Las salidas de emergencia debieran considerar su uso por parte de personas con
movilidad reducida.
Las puertas y ventanas, así como sus herrajes y picaportes, deben reunir una serie de requisitos en lo relativo a sus dimensiones y
funcionalidad.
Los edificios de uso público deben considerar áreas de atención a público y mostradores adaptados.
Los vestidores, en casas comerciales, piscinas públicas, gimnasios, etc. deben cumplir requisitos mínimos de espacio para ser usados
por personas de movilidad reducida.
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